Las Interferencias: ¿Desocupar la maternidad?

viernes, 14 de febrero de 2014

¿Desocupar la maternidad?

Siempre está bien encontrarse con artículos de personas que piensan de forma diferente pero, sinceramente, creo que si se hubiera esforzado un poco más a Brigitte Vasallo le hubiera quedado un artículo muchísimo mejor... Es una opinión personal pero creo que en Pikara Magazine tendrían que autoexigirse un nivel más alto. A mi como mujer me da vergüenza pensar que una revista hecha por mujeres puede tener reflexiones tan poco elaboradas, tan llenas de tópicos, sin referencias más allá de mujeres políticas como Marcela Lagarde que se dedican a difundir las directrices de las instituciones del poder mundial (ONU Mujeres, en concreto).

Es como si, por el hecho de haber sido escritas por feministas, todo valiera. No, no vale todo. Si no, se terminan publicando artículos así, que sin entrar en el contenido, están mal escritos y presentan las ideas como quien vomita exabruptos por aquí y por allá. Yo tampoco escribo bien (lamentablemente la Universidad mató a la escritora que había en mí) pero al menos me esfuerzo y me tomo mi tiempo antes de publicar cualquier cosa.


"Desocupar la maternidad" de Brigitte Vasallo:
http://www.pikaramagazine.com/2014/02/desocupar-la-maternidad/

Mi primer comentario:

"Brigitte, ¿podrías desarrollar más este punto: “la buena madre” que, obviamente, ni canta en grupos de punk, ni sale de noche, ni viaja sola, ni liga… parece ser que tener hijxs es incompatible con seguir viviendo”? ¿Las que no nos gusta salir de noche ni viajar sin nuestros hijos ni ligar (porque tenemos pareja) no vivimos? ¿Estamos muertas? ¿Las que usamos pañales de tela somos seres despolitizados y desocializados? Creo que el artículo cae en los mismos lugares comunes, aunque de forma resumida, que los de la filósofa, feminista, madre y accionista multimillonaria de Publicis Elisabeth Badinter en su libro “La mujer y la madre”. No entiendo qué tiene de negativo definirse, como seres plurales que somos, como “madre”. Tú misma te has definido con una lista de adjetivos. ¿Qué encuentras de negativo en la maternidad, que tú misma has elegido? Si no quieres usar pañales de tela, no los uses. ¿Alguien te está obligando a usarlos? Si no quieres dar el pecho durante años, no lo des. Ser madre es una experiencia humana y como tal es contradictoria y ambivalente pero en los tiempos que corren no puedo dejar de reivindicarla en todos sus claroscuros. Sí, soy madre entre otras muchas cosas y no hay nada malo en definirse como tal, como no hay nada malo en definirse como amiga o amante o luchadora. Siento discrepar con el resto de comentarios, me parece que el artículo no está bien escrito y podría hablar más claro, quizás la confusión en la exposición del mensaje es un acto voluntario de la autora, pero hace difícil comprender qué es lo que critica exactamente y por qué sigue observando el mundo desde una postura tan simplista. Si no es así, quizás la que no soy capaz de enterlo soy yo, que tengo mis limitaciones. Yo no me identifico para nada ni con la crianza natural ni con el estereotipo creado en torno a la “madre ecológica” sin embargo sí creo que hay que reivindicar la ética en la vida y al igual que quiero ser una buena persona, quiero ser una buena madre y una buena compañera y una buena amiga. Quien no quiera identificarse con la idea del bien o seguir la propia conciencia, es libre de no hacerlo, que para eso tenemos libre albedrío. Las madres no tenemos por qué estar ni encerradas en casa ni encerradas en el centro de trabajo, podemos pensar, podemos filosofar, podemos guerrear y la maternidad y los bebés no nos quitan nada. Es la sociedad la que hace imposible la crianza con su aislamiento y fragmentación. Normal, no se puede tolerar que la energía, el cuerpo y la capacidad intelectual de las mujeres vaya hacia algo diferente del trabajo o el consumo, y más durante sus años más productivos. En definitiva, creo que el modelo de madre de la crianza natural es muy criticable pero hay que hacerla bien. Por cierto, los pañales de tela y el parto no medicalizado no son patrimonio de la etiqueta “crianza natural” y las que hemos parido sin epidural no es porque amemos el dolor. ¿Tanto te molesta que no todas las mujeres quieran vivir esa experiencia y sentirla? Falta un poco de “vive y deja vivir” y de respeto a la capacidad de elección de la mujer cuando dispone de toda la información disponible."

Mi segundo comentario:

"Después de leer los planteamientos de Marcela Lagarde que citas (se pueden leer en http://webs.uvigo.es/pmayobre/textos/marcela_lagarde_y_de_los_rios/mujeres_cuidadoras_entre_la_obligacion_y_la_satisfaccion_lagarde.pdf) tengo que expresar también otra matización. No puedo discrepar más con Lagarde, aunque he de decir que al menos se expresa y desarrolla sus ideas de forma bastante clara, lo que es de agradecer como lectora. ¿Qué es eso de que “los poderes del cuidado, conceptualizados en conjunto como maternazgo, por estar asociados a la maternidad, no sirven a las mujeres para su desarrollo individual y moderno”. ¿Quién es ella para decirme a mi cómo me desarrollo a nivel individual y cómo organizo mi vida dentro de las limitaciones de dinero y horarios que impone el sistema? ¿Y si le dijera que ser madre ha sido una de las experiencias más trascendentales e increibles de mi vida? De no ser posible compatibilizar cuidados y desarrollo personal, la culpa no es de la maternidad ni de la paternidad ni de los bebés, sino de cómo está organizada la sociedad, del aislamiento social en el que vivimos que dificulta la ayuda mutua que requieren todos los procesos de cuidados, por un lado, y por otra la segmentación y fragmentación social propia del mundo industrializado, con lugares específicos para bebés (parques, guarderías o ludotecas) y actividades específicas para las madres y padres que crían, lo que nos sume en una terrible soledad. Las mujeres que somos madres (sí se puede ser mujer y madre sin problema) no tenemos por qué ser ni el ángel del hogar ni el ángel de la empresa, deberíamos poder estar en todas partes acompañadas o no de nuestros peques. Yo, de hecho, reivindico poder ir a un concierto punk con mi hijo como también reivindico poder investigar en una hemeroteca con él al lado (no me gusta el victimismo pero hace unos meses me invitaron a irme de una hemeroteca porque no estaba permitido estar con menores de 18 años. ¡Mi hijo no había molestado a nadie y estaba tan tranquilo!), como también reivindico una fase de burbujita en la que perderte y reencontrarte contigo misma y con el bebé si puedes y DESEAS hacerlo. Yo me tomé una excedencia y estoy harta de que desde ciertos ámbitos ideológicos se critique a las mujeres que abandonamos la sacrosanta vida asalariada para criar, para cuidar y cuidarnos e incluso reinventarnos el modo de ganarnos la vida durante ese proceso. ¡Basta ya de despotismo ilustrado! Déjame que entre mi pareja, mi familia extensa y mi comunidad de apoyo decidamos cómo cuidar y cuidarnos. Es nuestra vida y ahí ni ONU Mujeres, ni Lagarde, ni Badinter ni nadie tiene derecho a decirme que tengo que entregarme en cuerpo y alma a la empresa empoderadora y regalarle toda mi energía vital y que debo entregar a mi hijo a una guardería estatal o privada para que lo cuiden, con todo el respeto a las familias que recurren a ellas porque lo elijen libremente. Que quieres que te diga, a mi hijo le amo, a mi empresa pues… déjame pensar… no, no la amo nada y sin embargo estoy obligada a cuidarla y amamantarla durante muuuchos años. Lo dicho, “vive y deja vivir” y en el plano ideológico discutimos lo que sea pertinente pero sin atacar y faltar al respeto a las mujeres que paren sin epidural (todo el respeto a las que eligen utilizarla) ni faltar al respeto a las madres y PADRES que usan pañales de tela con sus bebés ni a las mujeres que amamantan durante años, si es lo que desean. Termino criticando la visión de Lagarde en cuanto a que el neoliberalismo es patriarcal (pg 4) sin embargo el Estado “social” o “adelgazado” es el gran padre que nos tiene que evitar la responsabilidad de cuidar. Desde mi visión, cuidar, no debería ser una tarea de las mujeres ni del Estado ni de las empresas sino de toda la sociedad, cuidarnos unos a otros. Seguiré profundizando en el pensamiento de Lagarde y de ONU Mujeres (tanto en la época en que era dirigida por Michelle Bachelet, hoy presidenta de Chile, como después), no deja de ser curioso como todo ese discurso anti “neoliberal” choca con lo que significa estar empoderada para la ONU y las empresas del capitalismo más rancio que han firmado sus “7 principios por el empoderamiento de las mujeres”: http://www.unwomen.org/~/media/Headquarters/Attachments/Sections/Partnerships/Businesses%20and%20Foundations/Women-s-Empowerment-Principles_2011_es%20pdf.pdf Como ves, soy madre, cuido de mi hijo, soy cuidada por otros, y me interesa y reflexiono sobre el mundo en el que vivo, ¡las autodenominadas “madres” podemos pensar y todo! Un saludo cordial."



Brigitte, ¿podrías desarrollar más este punto: “la buena madre” que, obviamente, ni canta en grupos de punk, ni sale de noche, ni viaja sola, ni liga… parece ser que tener hijxs es incompatible con seguir viviendo”? ¿Las que no nos gusta salir de noche ni viajar sin nuestros hijos ni ligar (porque tenemos pareja) no vivimos? ¿Estamos muertas? ¿Las que usamos pañales de tela somos seres despolitizados y desocializados? Creo que el artículo cae en los mismos lugares comunes, aunque de forma resumida, que los de la filósofa, feminista, madre y accionista multimillonaria de Publicis Elisabeth Badinter en su libro “La mujer y la madre”. No entiendo qué tiene de negativo definirse, como seres plurales que somos, como “madre”. Tú misma te has definido con una lista de adjetivos. ¿Qué encuentras de negativo en la maternidad, que tú misma has elegido? Si no quieres usar pañales de tela, no los uses. ¿Alguien te está obligando a usarlos? Si no quieres dar el pecho durante años, no lo des. Ser madre es una experiencia humana y como tal es contradictoria y ambivalente pero en los tiempos que corren no puedo dejar de reivindicarla en todos sus claroscuros. Sí, soy madre entre otras muchas cosas y no hay nada malo en definirse como tal, como no hay nada malo en definirse como amiga o amante o luchadora. Siento discrepar con el resto de comentarios, me parece que el artículo no está bien escrito y podría hablar más claro, quizás la confusión en la exposición del mensaje es un acto voluntario de la autora, pero hace difícil comprender qué es lo que critica exactamente y por qué sigue observando el mundo desde una postura tan simplista. Si no es así, quizás la que no soy capaz de enterlo soy yo, que tengo mis limitaciones. Yo no me identifico para nada ni con la crianza natural ni con el estereotipo creado en torno a la “madre ecológica” sin embargo sí creo que hay que reivindicar la ética en la vida y al igual que quiero ser una buena persona, quiero ser una buena madre y una buena compañera y una buena amiga. Quien no quiera identificarse con la idea del bien o seguir la propia conciencia, es libre de no hacerlo, que para eso tenemos libre albedrío. Las madres no tenemos por qué estar ni encerradas en casa ni encerradas en el centro de trabajo, podemos pensar, podemos filosofar, podemos guerrear y la maternidad y los bebés no nos quitan nada. Es la sociedad la que hace imposible la crianza con su aislamiento y fragmentación. Normal, no se puede tolerar que la energía, el cuerpo y la capacidad intelectual de las mujeres vaya hacia algo diferente del trabajo o el consumo, y más durante sus años más productivos. En definitiva, creo que el modelo de madre de la crianza natural es muy criticable pero hay que hacerla bien. Por cierto, los pañales de tela y el parto no medicalizado no son patrimonio de la etiqueta “crianza natural” y las que hemos parido sin epidural no es porque amemos el dolor. ¿Tanto te molesta que no todas las mujeres quieran vivir esa experiencia y sentirla? Falta un poco de “vive y deja vivir” y de respeto a la capacidad de elección de la mujer cuando dispone de toda la información disponible. - See more at: http://www.pikaramagazine.com/2014/02/desocupar-la-maternidad/#sthash.76LBxT30.YqmSeZ09.dpuf
Brigitte, ¿podrías desarrollar más este punto: “la buena madre” que, obviamente, ni canta en grupos de punk, ni sale de noche, ni viaja sola, ni liga… parece ser que tener hijxs es incompatible con seguir viviendo”? ¿Las que no nos gusta salir de noche ni viajar sin nuestros hijos ni ligar (porque tenemos pareja) no vivimos? ¿Estamos muertas? ¿Las que usamos pañales de tela somos seres despolitizados y desocializados? Creo que el artículo cae en los mismos lugares comunes, aunque de forma resumida, que los de la filósofa, feminista, madre y accionista multimillonaria de Publicis Elisabeth Badinter en su libro “La mujer y la madre”. No entiendo qué tiene de negativo definirse, como seres plurales que somos, como “madre”. Tú misma te has definido con una lista de adjetivos. ¿Qué encuentras de negativo en la maternidad, que tú misma has elegido? Si no quieres usar pañales de tela, no los uses. ¿Alguien te está obligando a usarlos? Si no quieres dar el pecho durante años, no lo des. Ser madre es una experiencia humana y como tal es contradictoria y ambivalente pero en los tiempos que corren no puedo dejar de reivindicarla en todos sus claroscuros. Sí, soy madre entre otras muchas cosas y no hay nada malo en definirse como tal, como no hay nada malo en definirse como amiga o amante o luchadora. Siento discrepar con el resto de comentarios, me parece que el artículo no está bien escrito y podría hablar más claro, quizás la confusión en la exposición del mensaje es un acto voluntario de la autora, pero hace difícil comprender qué es lo que critica exactamente y por qué sigue observando el mundo desde una postura tan simplista. Si no es así, quizás la que no soy capaz de enterlo soy yo, que tengo mis limitaciones. Yo no me identifico para nada ni con la crianza natural ni con el estereotipo creado en torno a la “madre ecológica” sin embargo sí creo que hay que reivindicar la ética en la vida y al igual que quiero ser una buena persona, quiero ser una buena madre y una buena compañera y una buena amiga. Quien no quiera identificarse con la idea del bien o seguir la propia conciencia, es libre de no hacerlo, que para eso tenemos libre albedrío. Las madres no tenemos por qué estar ni encerradas en casa ni encerradas en el centro de trabajo, podemos pensar, podemos filosofar, podemos guerrear y la maternidad y los bebés no nos quitan nada. Es la sociedad la que hace imposible la crianza con su aislamiento y fragmentación. Normal, no se puede tolerar que la energía, el cuerpo y la capacidad intelectual de las mujeres vaya hacia algo diferente del trabajo o el consumo, y más durante sus años más productivos. En definitiva, creo que el modelo de madre de la crianza natural es muy criticable pero hay que hacerla bien. Por cierto, los pañales de tela y el parto no medicalizado no son patrimonio de la etiqueta “crianza natural” y las que hemos parido sin epidural no es porque amemos el dolor. ¿Tanto te molesta que no todas las mujeres quieran vivir esa experiencia y sentirla? Falta un poco de “vive y deja vivir” y de respeto a la capacidad de elección de la mujer cuando dispone de toda la información disponible. - See more at: http://www.pikaramagazine.com/2014/02/desocupar-la-maternidad/#sthash.76LBxT30.YqmSeZ09.dpuf

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