Las Interferencias: Apego al Estado: la visión de Sun Yat-sen

jueves, 4 de septiembre de 2014

Apego al Estado: la visión de Sun Yat-sen

Rescato este texto de Sun Yat-sen como ejemplo de cómo desde la estrategia política se puede promover la "ampliación" de las relaciones de apego dentro de la propia familia hacia el vínculo con el Estado por medio del nacionalismo. Se debe ser leal al Estado, se debe estar unido al Estado, sacrificarse por su defensa tal y como se haría con la propia familia o clan. Pero, ¿qué es el Estado sino el poder de las elites? ¿Por qué debería el pueblo apegarse a sus intereses? Sun Yat-sen apela al miedo, a la tragedia, a la destrucción de la raza... Finalmente, el Estado se convirtió en un pseudopadre y una pseudomadre. Al hacerlo, desfiguró y destruyó también lo que entendemos por paternidad y maternidad.

El artículo original se puede leer aquí.

LOS PRINCIPIOS DEL PUEBLO (SAN MIN)
EL PRINCIPIO DEL NACIONALISMO

Primera Conferencia: "¿Qué es el principio de nacionalismo? Podría decir en forma resumida que el principio de nacionalismo es equivalente a la “doctrina del estado”. El pueblo chino demostró una gran lealtad hacia la familia y el clan, con el resultado de que en China ha habido unidad familiar y de clan pero no un nacionalismo real. Los observadores extranjeros dicen que son como arena dispersa simplemente porque ha demostrado lealtad a la familia y el clan pero no a la nación. No ha habido nacionalismo. La familia y el clan han sido poderosas fuerzas unificadas una y otra vez, los chinos se han sacrificado a si mismos, a sus familias, a su vida en defensa de su clan; pero para la nación no ha habido una instancia de sacrificio del espíritu supremo. La unidad del pueblo chino se ha detenido en el clan y no se extendió a la nación".

(...)

¿Cuál es la posición de nuestra nación en el mundo? En comparación con otras naciones tenemos una gran población y una cultura antigua, de cuatro mil años de edad. Algo como para adelantarnos en la línea a otras naciones de Europa y América. Pero el pueblo chino sólo tiene grupos familiares y clanes, no hay un espíritu nacional. Consecuentemente, a pesar de los cuatrocientos millones de personas reunidas en China, de hecho no somos más que arena dispersa. Somos el estado más pobre y más débil del mundo, ocupando la posición más baja en cuestiones internacionales; el resto de la humanidad tiene el cuchillo que corta y el plato servido, mientras nosotros somos el pescado y la carne. Ahora, nuestra posición es extremadamente peligrosa, si no promovernos sinceramente el nacionalismo, o los cuatrocientos millones nos unimos en una nación fuerte, seremos el rostro de la tragedia - la pérdida de nuestro país y la destrucción de nuestra raza. Para evitar este peligro debemos adoptar el nacionalismo y emplear el espíritu nacional para salvar al país.

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