Las Interferencias: Fragmentos de "El Cerebro Femenino" de Louann Brizendine

viernes, 17 de abril de 2015

Fragmentos de "El Cerebro Femenino" de Louann Brizendine



Hace una semana terminé el libro de la neuropsiquiatra Louanne Brizendine titulado "El Cerebro Femenino" y me gustaría compartir aquí lo que me ha parecido más interesante, relacionado con la temática de los últimos posts. Desde una perspectiva biocultural creo que es importante tomar todo tipo de perspectivas para comprender los fenómenos de forma global: antropológicas, biológicas, psicológicas, históricas, sociales, evolutivas... Y, como ella misma explica en la entrevista que le hizo Eduard Punset: "El debate sobre lo innato y lo adquirido está muerto: ambos son en realidad lo mismo."

Cuanto más leo sobre estos temas más me doy cuenta de que la biología se ve influenciada por la cultura y el medio, y la cultura y lo que llamamos "psicológico" se ve influenciado por lo biológico. O directamente es lo mismo y en realidad la diferencia de conceptos es creada por nuestra mente en compartimentos estancos para poder asimilarla mejor. Todo esto cobrará un especial cariz cuando escriba mi reseña sobre el libro de la filósofa Judith Butler "El género en disputa", si no me pongo de parto antes... Mientras tanto, si eres de esas personas que piensan que "todo es cultural" y que cualquier referencia biológica es "esencialismo" o "naturalismo" estas citas te rechinarán muchísimo. Te propongo dejarte llevar e intentar salir de la zona de confort mental que te brindan tus prejuicios ideológicos sin necesidad de abrazar nuevos dogmas.

El libro de Louann Brizendine es un libro de divulgación por eso en ocasiones parece estereotipado y simplón. Como crítica también me resulta chocante y desagradable una visión de la salud de la mujer que cree que la solución a los conflictos bioculturales se solucionan medicalizando con hormonas sintéticas todos sus procesos fisiológicos y diferentes conflictos vitales: que tienes falta de deseo en la menopausia, pues ella te receta un poquito de testosterona; que la llevas mal, pues un poquito de terapia sustitutiva de estrógeno. Por cierto, para la gente que le pareció muy subversivo el libro de Beatriz Preciado "Testo Yonqui" aquí verán que la administración de testosterona esta mujer se la receta sin problema a las amas de casa que visitan su consulta. Medicalizar la vida de forma innecesaria no es subversivo, es totalmente prosistema.

Otra crítica que me parece que habría que realizar a su libro es que a veces utiliza argumentos evolutivos que creo que de tan generales y básicos no se acercan a la realidad. Por ejemplo: "en la vida salvaje, la pérdida de relación con un macho protector y proveedor podría haber significado la ruina". Por ejemplo, en una sociedad de cazadores-recolectoras como la de la cultura Kung! las mujeres pueden perfectamente separarse de sus maridos y volver con sus familiares. Los vínculos sociales son tan fuertes que no existe la "ruina" de la que habla Brizendine, hay otras mujeres  y otros hombres con los que una mujer tiene relación (padres, hermanos, tíos, amantes...) que están dispuestos a ayudarla si lo necesita. Es lo que tiene la reciprocidad... No hay que irse muy lejos, antes de la industrialización en la sociedad rural ocurría lo mismo con la familia extensa. Por eso, hay que estar ojo avizor al leer el libro para darse cuenta de que muchas veces proyectamos nuestra cosmovisión actual en el análisis del pasado o de otras culturas.



Pg. 56, sobre la agresividad femenina y las tendencias a ejercer la violencia de formas diferentes: Durante la fase juvenil no todo es calma. Las niñas pequeñas no exhiben usualmente agresividad en forma de juegos rudos y violentos; no luchan ni se golpean a la manera de los niños. Por término medio, las niñas tienen más aptitudes sociales, empatía e inteligencia emocional que los chicos. Pero no os engañéis. Esto no significa que los cerebros de ellas no tengan circuitos adecuados para lograr todo lo que se proponen ni que no puedan volverse unas tiranuelas con tal de conseguir sus propósitos. ¿Cuáles son las metas que dicta el cerebro de una niña pequeña? Establecer relaciones, crear comunicación, organizar y orquestar un mundo de niña en cuyo centro se encuentre ella. En esto es donde se manifiesta la agresividad del cerebro femenino: protege lo que es importante para él, que siempre, inevitablemente, es la relación. La agresividad, con todo, puede repeler a otros, lo que socabaría los propósitos del cerebro femenino. De esta suerte, la niña anda por la delgada línea que separa el hecho de estar segura de que se halla en el centro de su mundo de relaciones y el de arriesgar el rechazo de esas relaciones.
(...)
La opinión social y científica sobre el buen comportamiento congénito de las niñas es un estereotipo erróneo surgido del contraste con los chicos. En comparación, ellas resultan perfumadas como rosas. Las mujeres no necesitan empujarse y, por tanto, parecen menos agresivas que los varones. Según todos los criterios, los hombres son, como promedio, veinte veces más agresivos que las mujeres, cosa que se confirma con una simple ojeada al sistema de prisiones. Casi iba a dejar sin mencionar la agresividad en este libro, después de haberme dejado arrullar por los cálidos circuitos cerebrales comunicativos y sociales de la mujer. Estaba a punto de dejarme engañar por la aversión femenina al conflicto, inclinándome a pensar que la agresión no forma parte de nuestro esquema. 

Comentario: por cierto, yo no estoy de acuerdo con ella en el tema de que las prisiones estén llenas de hombres. Dentro del paradigma actual de la "igualdad" es muy probable que esas cifras entre hombres y mujeres se igualen a lo alto, ya que las mujeres se verán sometidas a todos los rasgos culturales que influyen en las infracciones del código penal. Una cosa es reconocer que biológicamente somos diferentes y otra dejar sin reconocer que las leyes y las imposiciones del poder han sido diferentes para cada sexo y soportamos una herencia diferente. Por ejemplo: los hombres han hecho el servicio militar de forma obligatoria hasta hace muy poco y el ejército es una de las instituciones más destructivas de la sociedad. Promueve la violencia, el consumo de prostitución y drogas, el manejo de armas, la jerarquización, etc...

Pg. 73, donde se habla de redes sociales como protección frente a las amenazas y el estrés y necesidad básica de la crianza:

 "De todos modos, la conducta tipo "combate o fuga" puede no ser característica de todos los humanos. La profesora de psicología de la Universidad de California, en Los Ángeles, Shelley Taylor, arguye que ésta es con mayor probabilidad la respuesta "masculina" a la amenaza y al estrés.
Ambos sexos, sin duda, experimentan un intenso aflujo de sustancias neuroquímicas y hormonas cuando se encuentran sometidos a un estrés agudo; sustancias que los preparan para hacer frente a las demandas de una amenaza inminente. Este aflujo puede hacer que los varones salten a la acción; sus modos de agresión son más directos que los femeninos. Pero el combate puede no haber estado tan adaptado evolutivamente para las hembras como fue para los machos, porque las hembras tienen menos posibilidad de derrotar a los machos, más corpulentos. Incluso si estuvieran igualados en fuerza con sus oponentes, entrar en combate podría significar que un pequeño indefenso quedase abandonado y fuese vulnerable. En el cerebro femenino el circuito propio de la agresión está más íntimamente ligado a las funciones cognitivas, emocionales y verbales de lo que lo está el carril varonil de la agresión, que se halla más conectado con las áreas cerebrales de la acción física. 
En lo concerniente a la fuga, las hembras son menos aptas, en general, para escapar cuando están embarazadas, crían o cuidan de un niño vulnerable. La investigación ha establecido que las hembras de los mamíferos, sometidas a estrés raras veces abandonan a sus crías una vez que han formado lazos maternales. Como resultado, las hembras parecen disponer de algunas reacciones ante el estrés, además del "combate o fuga", que les permiten protegerse a sí mismas y a las crías dependientes de ellas. Una de estas reacciones puede ser la de confiar en los lazos sociales. Las hembras de un grupo social fijo están más inclinadas a acudir a la ayuda recíproca en situaciones de amenaza o estrés. Las hembras pueden avisarse mutuamente dentro del grupo anticipando el conflicto, lo cual les permite alejarse del peligro potencial y continuar cuidando sin peligro a las crías dependientes. Esta norma de conducta se denomina "cuida y busca amistades" y puede constituir una estrategia particularmente femenina. Cuidar implica actividades de tutela que fomentan la seguridad y reducen la desgracia pra la hembra y su cría. Hacer amistades es la creación y conservación de redes sociales que puedan ayudar en este proceso".

Sobre la necesidad de vínculos sociales, la alomaternidad y la crianza cooperativa me ha gustado este párrafo:

 Pg. 74:
"En ciertas especies de monos, por ejemplo, si un macho es desmedidamente agresivo con una hembra, las demás integrantes del grupo acudirán a hacerle frente, se plantarán hombro con hombro y lo ahuyentarán a fuerza de chillidos amenazadores. Estas redes de las hembras proporcionan también otros tipos de protección y apoyo. Muchas especies de hembras de primates velan y cuidan las crías de otras, comparten información acerca de dónde encontrar alimentos y crean normas de conducta maternal para que aprendan las hembras más jóvenes. La antropóloga de la Universidad de California, Joan Silk, encontró un vínculo directo entre el grado de conexión social de los babuinos hembras y su éxito en la reproducción. En su estudio, realizado a lo largo de dieciséis años, demostró que las madres más conectadas socialmente tenían mayor número de cachorros supervivientes y mayor éxito en la transmisión de sus genes." 

Pg. 146, sobre la "agresividad maternal":
"Para la madre humana, los adorables olores de la cabeza, la piel, el culito de su recién nacido, hacen brotar la leche del pecho; otros fluidos corporales que la han bañado durante los primeros pocos días quedarán químicamente implantados en su cerebro y podrá distinguir el olor de su bebé entre todos los demás con un 90% de precisión. Este proceso rige también para los llantos de su hijo y sus movimientos corporales. El tacto de la piel del bebé, el aspecto de los deditos de manos y pies, los breves llantos y gritos entrecortados quedan ya tatuados en el cerebro de la madre. En el plazo de horas o días, puede embargarla un abrumador afán de protección y se establece en ella la agresividad maternal. Su fuerza y resolución de cuidar a ese pequeño ser y de protegerlo se apoderan por completo de los circuitos cerebrales maternos. La madre siente que podría parar la marcha de un camión con su propio cuerpo para proteger al bebé. El cerebro se le ha modificado y junto con él, la realidad. Tal es quizás el cambio de la realidad más importante que ocurre en la vida de una mujer."

El tema de la agresividad maternal me parece apasionante. ¿Por qué hay madres que pueden dejar llorar a su bebé de 7 meses para que "aprenda" que tiene que dormir porque nadie va a venir a rescatarle (método Ferber-Estivill y demás...)? ¿Acaso no se ha activado su agresividad maternal para proteger a la cría? Si lo conectamos con el tema de los vínculos y las alomadres quizás podamos entender que la soledad y criar en una jaula, un apartamento-zoo del siglo XXI, tiene mucho que ver. No hemos aprendido a maternar mirando como maternaban otras mujeres ni siendo alomadres de los niños de otras amigas y familiares.

Y sigue Brizendine en la pg. 156. De nuevo la importancia de maternar a la madre y de las alomadres que pueden sustituir a la madre para ayudarla a superar el estrés y romper el ciclo de la "maternidad desatenta":

"Los investigadores han descubierto que si, por la razón que sea - demasiados niños, problemas económicos o profesiones- no es posible dedicar suficiente tiempo a los hijos, los vínculos entre las madres y los bebés son frágiles, cosa que puede afectar negativamente a los circuitos de confianza y seguridad de la prole. Además, las hembras "heredan" la conducta maternal de sus progenitoras, sea buena o mala, y la transmiten a sus hijas y nietas. Aun cuando el comportamiento en sí no puede ser transmitido genéticamente, la investigación reciente muestra que la capacidad de crianza en los mamíferos sí se transmite según un tipo de herencia que los científicos denominan ahora no genómico o "epigenético", lo cual significa que está físicamente por encima de los genes. (...) La conducta maternal desatenta se transmite a lo largo de tres generaciones, a menos que ocurra algún cambio beneficioso en el ambiente antes de la pubertad.
Este hallazgo tiene enormes consecuencias, aunque sólo sea válido en parte para los humanos: cuanto mejor cuides a tu hija, mejor cuidará ella a tus nietos.

Pg. 181: "En vez de desencadenar una respuesta de acción rápida en el cerebro como ocurre entre los varones, la ira en las muchachas y las mujeres se traslada a través del sentido visceral de la mente, de la previsión de conflicto-dolor y de los circuitos verbales del cerebro. (...) Los científicos suponen que, aunque una mujer sea más lenta en actuar físicamente empujada por la cólera, una vez que se ponen en marcha sus circuitos verbales más rápidos, pueden desencadenar un aluvión de palabras insultantes que un hombre no puede igualar. Es una característica de los hombres usar menos palabras y tener menos fluidez verbal que las mujeres. Por eso pueden quedar en inferioridad si tienen acalorados intercambios de palabras con mujeres. Los circuitos cerebrales de los hombres y sus cuerpos pueden desembocar fácilmente en una expresión física de ira, estimulada por la frustración de no ser capaces de ponerse a la altura de las mujeres".

Pg. 216, donde Louann Brizendine da en el clavo sobre algunas perspectivas del feminismo de la igualdad, pero también, aporta claves para contrarestar ese tipo de ideas supremacistas (creo que hay quien lo llama "hembrismo") que consideran a la mujer ya no un ser igual sino superior o, al menos, que debe tener más "derechos" que el hombre a modo de "indemnización", y que cree que la "masculinidad" debe ser eliminada. Por ejemplo, promover que los hombres asuman la "norma femenina" sería igual de nefasto que pretender que las mujeres asumamos la "norma masculina" de éxito social exigido por el sistema de poder.

"Hay quien desea que no existan diferencias entre hombres y mujeres. En la década de los setenta, en la Universidad de California, en Berkeley, la consigna entre las mujeres jóvenes era "unisex obligatorio", lo cual significaba que parecía políticamente incorrecto mencionar siquiera la diferencia de sexos. Todavía quedan quienes creen que para que las mujeres logren la igualdad, la norma debe ser unisex. Sin embargo, la realidad biológica señala que no existe un cerebro unisex. Está arraigado el temor a la discriminación basada en la diferencia, y durante muchos años quedaron sin examinar científicamente las nociones acerca de las diferencias de los sexos por miedo a que las mujeres no pudieran reclamar la igualdad con los hombres. La pretensión, empero, de que mujeres y hombres son lo mismo, a la vez que perjudica a ambos daña, en definitiva a las mujeres. La perpetuación de la norma masculina mítica significa desconocer las diferencias biológicas reales de las mujeres en gravedad, vulnerabilidad y tratamiento de las enfermedades. También deja de lado las diferentes formas en que ellas procesan las ideas y, por ende, perciben lo que es importante.
Asumir la norma masculina significa también minusvalorar los poderosos recursos y talentos específicos del sexo que tiene el cerebro femenino.
(...)
Al escribir este libro me he enfrentado con dos voces en mi cabeza: una es la verdad científica; la otra, la corrección política. He optado por subrayar la verdad científica por encima de la corrección política, aun cuando las verdades científicas no sean siempre bien acogidas."



Minuto 9.14 de la entrevista de Eduard Punset a Louan Brizendine en Redes:

"Y eso que en mi generación, las feministas que estudiamos en los setenta en la Universidad de California, Berkeley, cuando teníamos 20 años decíamos que les daríamos a nuestros hijos juguetes sin marcas de sexo. Y que por lo menos nosotras las mujeres queríamos criar a niños que fueran más sensibles. Ese era nuestro objetivo. Por supuesto, cuando mi hijo tenía 4 años le di una Barbie, una de esas muñecas con las piernas tan largas. Pero le arrancaba las piernas y las usaba como lanzas en lugar de jugar con ella. Y los distintos juegos por sexos surgen en todas las culturas. En todos los lugares del mundo hay constancias de distintas conductas de juego en niños y niñas."

Minuto 10.40. Ojo, porque habla de una investigación que incluye tortura animal:

"Una de las cosas que es importante recordar en , al eterno debate entre lo innato y lo adquirido es que en mi Universidad, la Univ. de California, San Francisco, hace unos 15 años Michael Merzenick hizo un experimento con cerebros de monos. Y descubrió cuáles eran las hormonas que controlaban el dedo índice, registró lo que sucedía con esas neuronas. Y luego extirpó el índice a algunos monos y en dos semanas las células de ese dedo ya estaban reasignadas y controlaban el dedo corazón. En dos semanas. (...) Sucede algo en el entorno, algún acontecimiento, sufrimos algún trauma o perdemos una extremidad o nos pasa algo malo o incluso nos sucede algo bueno, y el cerebro reasigna las células cerebrales. No nacemos sabiendo tocar el piano. (...) Lo adquirido se plasma en los circuitos cerebrales. El debate sobre lo innato y lo adquirido está por tanto muerto. Lo innato y lo adquirido son en realidad lo mismo. Toda la conducta procede del cerebro. Y el entorno, los cambios en lo adquirido, se codifican en realidad en las células del cerebro". 

En definitiva, un libro muy recomendable e interesante si se hace, como siempre, separando el grano de la paja.

ACTUALIZACIÓN A  23/10/2015: Este estudio de Susan Jobling y Richard Owen sobre el impacto de la píldora anticonceptiva y el etilestradiol en los animales acuáticos fue publicado en Nature. Los costes de limpieza y depuración de los ríos son millonarios y se está debatiendo quién debería ser el responsable de pagarlos, si las farmaceúticas o los Estados. Recordemos que, por ejemplo, en España, la píldora está subvencionada por Sanidad. Este estudio viene al caso, ya que todas las terapias hormonales, como las que propone Brizendine, tienen efectos más allá de las personas que los usan al pasar al ecosistema.

20 comentarios:

  1. Tania, muchas gracias por tus artículos y tu enfoque abierto y sincero sobre todos los temas que tratas en éste blog. En mi experiencia you tb solía ser un creyente en el mantra de que todo es una construcción cultural, la fé en la "tábula rasa " y la inexistencia de algo que pueda consigo "naturaleza humana ". Hoy en día, tras muchas experiencias y observaciones aquellas opiniones me parecen ingenuas y buenistas. Creo firmemente que disciplinas como la sociobiología son injustamente consideradas "reaccionarias " porque quienes se encargan de su estudio suelen ser científicos más o menos de derechas, pero si quitásemos ese sesgo ideológico dicha disciplina podría ser muy útil para llevar a cabo una revolución libertaria basada en un conocimiento de lo humano mucho más realista tanto en sustitución mejores como en sus peores facetas.

    El empeño el ignorar el papel de la herencia yo de los impulsos instintivos comunes a toda la especie lleva a una especie de ingenuidad tontorrona y "políticamente correcta " cuya única finalidad es exorcizar el debate sobre temas demasiado incómodos sobre el tipo de bicho que somos las y los humanos.

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  2. Discrepo del comentario anterior ya que la sociobiología no puede ser sino reaccionaria. El fondo de la cuestión no es el debate herencia/ambiente, sino la negación de la voluntad humana, del libre albedrío. Estudié una carrera de ciencias y puedo deciros que la tendencia, como también se ve en la neurociencia, es la de entender que la causa del comportamiento humano pueden explicarse por equilibrios de neurotransmisores, hormonas, etc., etc, lo cual en última instancia lleva a un pensamiento mecanicista que niega propiamente lo humano, es decir, el entendimiento y la voluntad. Niega a la persona, reduciendola al final a una serie de resortes químicos, por mucho que estos estén modulados por el ambiente. Esto está basado en una confusión que todavía me sorprende que se dé y que es una confusión de niveles. Me explico:

    Si, por ejemplo, cuando una persona está alegre se detectan mayores cantidades de ciertos neurotransmisores, esto no quiere decir necesariamente que la causa de la alegría sean éstos, sino que un fenómeno mayor y más complejo, como es la alegría, a nivel cerebral se expresa en ese modo. Quiero decir que algo no se convierte en la causa de otra cosa porque se dé a un nivel microscópico, simplemente es el mismo fenómeno estudiado en otro nivel de la realidad. Si yo muevo un brazo puedo estudiar al detalle todos los fenómenos fisiológicos que se dan, desde el disparo de la neuronas que controlan el movimiento, la transmisión del impulso por el nervio, la contracción de las fibras musculares por los cambios químicos desencadenados en ellas, etc. Pero todo esto no es la razón de por qué he movido el brazo, sólo el estudio de su movimiento a nivel fisiológico. La causa del movimiento del brazo ha sido que he querido hacerlo. Esto es muy básico, pero cuando se niegan los distintos niveles de complejidad y de realidad de los fenómenos se termina siendo un reduccionista y de ahí se pasa a ser determinista biológico. Y convertir a los sujetos en objetos es la fuente de toda exclavitud. Cuidado con estos caramelos envenenados que se quieren presentar como liberadores de la naturaleza humana cuando en realidad no hacen sino negarla.

    Ignorar el papel de la voluntad nos convierte en seres irresponsables de sus actos que no deben esforzarse por mejorar porque, total, "el mundo me hizo así", sea éste la herencia, los instintos o como se quiera llamar.

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  3. L. disculpa mi ignorancia en ese campo pero no tengo la menor idea de lo que es la sociobiología aunque supongo que por el nombre puedo hacerme una idea. En el caso de Louann Brizendine ella habla de tendencias e influencias no de determinismos biológicos. Está claro que el ser humano tiene libre albedrío pero esa toma de decisiones libres está limitada por lo posible, tanto lo posible de fuera como de dentro. Por ejemplo, yo puedo querer tener libre albedrío para volar como los pájaros pero si no tengo alas porque mi especie no las tiene lo único que puedo hacer es subirme a un avión o hacer parapente... También creo que construimos nuestro camino pero tenemos una mochila a cuestas y algunas cicatrices que nos van a influenciar (no determinar). Si tengo un accidente y quedo parapléjico de cuello para abajo viviré la vida de forma diferente a si ese accidente no hubiera ocurrido. Respecto a la biología y la cultura cada vez está clarísimo su mutua influencia. Por ejemplo: la menstruación es un fenómeno biocultural. No menstruamos igual las mujeres occidentales que las mujeres del altiplano boliviano (a ellas les dura menos días, tienen menos flujo y sus niveles hormonales serían catalogados hasta de mujeres infértiles en una clínica de reproducción asistida occidental, su menarquía es posterior a la nuestra, tienen menos ciclos a lo largo de la vida por el número de hijos y años de lactancia...). Creo que caminamos hacia paradigmas de conocimiento de la complejidad que van a aunar todas estas perspectivas sin dejar de asumir la responsabilidad humana y el libre albedrío. Un abrazo.

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  4. Personalmente siempre me gustó diferenciar entre determinismo y condicionamiento. El libre albedrío existe y es innegable pero existen contextos que nos condicionan y estos pueden venir en parte de la herencia y en parte del ambiente. A lo izquierda le encanta de toda la vida el presuponer que todo comportamiento humano es infinitamente maleable y condicionado, cuando no determinado por el entorno. Cualquier referencia a la influencia biológica en la conducta humana le ha parecido siempre incómoda, posiblemente por la influencia que el geneticismo mal entendido tuvo en la justificación del horror nazi entre otras barbaridades. Sin embargo caer en un reduccionismo culturalista es tan erróneo como caer en el genético.. O se aceptan las dos influencias con todas lás consecuencias en tanto que tendencias condicionantes pero no deterministas o no se acepta ninguna.

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  5. El artículo además habla de algunas tendencias innatas que pueden ser más o menos modificadas por el ambiente sea por vía epigenética o no.

    El tema de esta última disciplina resulta apasionante porque por primera vez nos brinda la oportunidad de ir un paso más allá de la mera lucha de porcentajes sobre qué parte juega el ambiente y que parte los genes en el condicionamiento de un rasgo o co mportamiento dado. La epigenética, serían una serie de mecanismos bioquímicos que regulan la expresión de los genes, algo así cómodo sí los encendiesen y los apagasen dependiendo en gran medida de estímulos ambientales, posibilitando además que estos cambios adquiridos pero reversibles se transmitan a la descendencia. Así genes, ambiente y herencia se unifican en un solo proceso y la rigidez de la "lotería " del gen se vuelve un poco más laxa. Hay quien denomina a esto "herencia blanda " porque los procesos físicos que la posibilitan no tienen lugar en el adn en sí, sino mayoritariamente en las proteínas donde esté se "enrolla ", las histonas. Aún así existen también mecanismos de herencia "dura ", más rígidos e independientes de los procesos epigenéticos.

    Aún queda mucho por elucidar en éste campo. Posiblemente en un futuro se demuestre que muchas características que creíamos debidas a mecanismos de herencia rígidos no lo son tanto (tendencia a enfermedades, rasgos generales de la personalidad) mientras otros seguirán estando fuertemente infinfluenciados por una herencia "dura "(por así decir) o por causas ambientales.

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  6. Yo no comprendo bien cómo puede alguien creer en el determinismo biológico sin libre albedrío ni tampoco como alguien puede pensar que "todo es cultural", como la filósofa Elisabeth Badinter, en su negación tajante de lo que pueda haber de biológico en el "instinto maternal". Es como si yo dijera que lo que siente una persona cuando consume MDMA o cocaína es solamente cultural o que algunas mujeres estamos condicionadas a sentirnos fatal dos días antes de la llegada de la menstruación. Son eventos bioculturales y la química existe, y eso no impide disponer de libre albedrío.

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  7. Con mi comentario no quería negar para nada que seamos seres condicionados por nuestro cuerpo, por nuestro ambiente, nuestro bagaje, etc., etc., sólo deseaba llamar la atención sobre el hecho de pretender encontrar las causas últimas siempre en mecanismos biológicos, sobre el rechazo de la persona como un todo superior a las partes que la componen. Rechazo el reduccionismo y determinismo, no el sentido común. La sociobiología es determinista por principio, pues pretende encontrar las causas del comportamiento en la biología. Que seamos seres complejos no debe llevarnos a obviar una parte de nosotros en pro de la otra. Aquí no quería negar que seamos animales y tengamos un cuerpo con sus condicionamientos, quería alertar sobre la visión que se está imponiendo. Hace sólo unos días salió en la prensa que ya se están utilizando en juicios argumentos neurocientíficos como atenuantes, es decir, ya se está arrebatando al sujeto su responsabilidad con argumentos cientifistas. Y ojo con esto porque es un arma de doble filo: responsibilidad significa libertad. Empecemos quitando la una y la otra se va detrás.

    Un abrazo.

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    1. Lo de los juicios yo lo había visto precisamente con el tema que menciono, el síndrome premenstrual. ¡Y el artículo es de 1982!
      http://elpais.com/diario/1982/08/10/sociedad/397778402_850215.html

      Lo de los atenuantes o justificaciones es muy interesante. Fuera del mundo legal y de los juicios muchos intelectuales consideran al Patriarcado como un atenuante a la hora de evaluar la responsabilidad de las madres. Yo me pregunto si se puede usar también para excusar a los hombres. Por ejemplo, en el tema de rabiosa actualidad sobre la denuncia de oficio por "violencia de género" a López Aguilar hay gente que justifica la actitud de la esposa frente a sus mellizos (lleva dos incendios con los niños en casa y uno de ellos, según el informe policial, por estar bebida...) por la situación vital de violencia que en teoría estaría viviendo con su ex. Si nos fijamos, son atenuantes culturales, psicológicos, vitales, no biológicos precisamente. Es más, no solamente hay alguna gente que sigue esa lógica, el propio procedimiento judicial iniciado por el juzgado especializado en violencia de género ha seguido la misma lógica. Ante un hecho: un incendio provocado que podría haber terminado con la muerte de los habitantes de la casa en ese momento (la madre y los mellizos), en lugar de llamar a los servicios sociales para proteger a la infancia se inicia un protocolo de violencia de género. Curioso cuanto menos... Y todo en base a lo que cuentan los vecinos, ni siquiera la propia implicada.

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    2. ¡Ah! Y un abrazo. Gracias por comentar.

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  8. La sociobiología no trata de reducirlo todo a la biología sido de elucidar que comportamientos sociales están más, menos o nada influidos por ella. Ni más ni menos. La psicología del aprendizaje hace lo propio con la parte de los influencias ambientales y nadie se tira desde los pelos. El miedo a la sociobiología (y no sólo a esta sino también a la psicología evolutiva, la genética del comportamiento etc..) procede de un temor más o menos justificado a que se repitan o reediten bajo nuevas formas antiguas barbaridades históricas pero tb de la pura ignorancia, producto de una actitud de esquivar el debate y condenar a priori lo que es principio no se conoce tan bien.

    De esta forma el discurso de las influencias geneticas en lado conducta humana se convierte en coto exclusivo de sectores conservadores que imponentes sus visiones sin casi hallar oposición.

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  9. Pido disculpas también porque mis comentarios aparecen publicados dos veces. Escribo desde un teléfono con un teclado infernal y a veces ni melodías doy cuenta y me salen errores.

    Gracias también por los comentarios y el debate.

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  10. Y sobre ella tema de las excusas para justificar comportamientos y eludir la responsabilidad de la propia persona creo que debemos ser justos y apreciar que estos pueden venir tanto de factores genéticos como ambientales. No pocas teorías tienden a escamotear la responsabilidad sobre los propios actos apelando a cuestiones de determinismo ambiental o explicaciones psicoanalíticas.

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  11. Paisanista, en ningún momento quería entrar en la disputa ambiente vs herencia, precisamente hablaba de superarla (criticar el determinismo biológico no implica necesariamente defender el ambientalismo extremo) sólo quería llamar la atención acerca de no fragmentar a la persona, no reducirla ni a lo uno ni a lo otro, de forma que, por supuesto, también me parece puro escamoteo el echarle la culpa de todo a una madre, por ejemplo, por simplificar, en el caso del psicoanálisis... Llamaba la atención sobre esto del biologicismo porque me parece que hoy en día no está exento, tal como está el mundo, de volver a justificar aberraciones e injusticias basadas en prejuicios, pero no lo entiendas como una defensa del ambientalismo o como se quiera llamar. Trato de que estas visiones simplistas no rompan con lo que el sentido común nos dice, lo que todos sabemos, aunque nos sepamos explicar, cuando pensamos en la naturaleza humana. Para que veas hasta que punto no encaja lo que pienso con el punto de vista o discurso típico de la izquierda, yo creo en el alma humana. Pienso que los términos y la estructura de las discusiones sobre este tema nos pueden llevar a ver más disensiones de las que en realidad podamos tener.

    Nada, veo que los que aquí estamos compartiendo estamos atentos a lo que nos quieran "vender" con todas estas cosas y dispuestos a separar el grano de la paja. Y sí, Tania, con lo de la ley de violencia de género que comentas no sólo se entiende a la mujer como un menor por parecer permanentemente necesitada de protección, sino que por lo visto se puede llegar incluso a eximirle de responsabilidad, como a un niño que delinque.

    Gracias a los dos y un abrazo.

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  12. Entiendo que somos un conglomerado de influencias externas e internas, del ambiente ecológico, del ambiente de crianza en el que hemos crecido, del ambiente histórico-cultural concreto, de nuestro ADN, de la epigenética, de nuestras hormonas... Todo ello mezclado y en mutua influencia y, sobre todo, de nuestro albedrío, resiliencia, capacidad para cambiar, superarnos, dejarnos llevar por lo malo, victimizarnos, responsabilizarnos... No me gustaría equiparar todos los elementos en un coctel igualitario, creo que en cada momento de nuestra vida hay unos que pesan más que otros aunque incluso en el vientre materno ya están empezando a actuar todos los factores e influencias a la vez. Un abrazo y un placer de conversación.

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  13. Tania, si bien no me equivoco es muy probable que nos veamos y lleguemos a conocer en persona en el encuentro de amigos de FRM. Allí podremos seguir conversando sobre éste y muchos más temas.

    Salud.

    Paisanista.

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    1. ¡Sí! Allí nos veremos y podremos conversar en un entorno incomparable. Un abrazo.

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  14. Es un hecho reconocido que Brizendine manipuló datos para encajarlos en sus teorías. Por ejemplo, terminó reconociendo que se había inventado aquello de que las mujeres dicen más palabras por día que los varones, y lo cambió por otra explicación que dice que los hombres son más habladores en ámbitos públicos, pero más callados en su hogar; y que ocurre el fenómeno opuesto en el caso de las mujeres.

    Luego, el neurocientífico que supuestamente había avalado la teoría de Brizendine de una supuesta mayor empatía femenina, dijo que no sólo no hay bases sólidas para afirmar tal cosa sino que además nunca fue entrevistado por Brizendine.

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    1. Es posible, para todo hay estudios que afirman una cosa y su contraria. Sí, hay temas en los que parece que se columpia bastante, muy aventurado o pillados por los pelos... Un saludo, xD. De todas formas si puedes pásame el link en el que reconoce su manipulación. Muy loable reconocer un error en los tiempos que corren.

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